El origen




En minúsculas, como se escriben las cosas cotidianas, yo que tan acostumbrada estuve a las “letras grandes”. En minúsculas, como se escribe la vida que se vive (y tal vez la que se sueña e imagina); sin más pretensiones literarias que las de fluir y comunicar; sin necesidad de abrirme en canal porque me sé abierta y fecunda…
Hoy me presento: soy mujer y soy madre, además tengo la enorme dicha de ser madre de otra mujer, el ciclo de la vida continúa. He dejado mucho y he ganado un mundo entero, no necesito alter-egos, ni personajes, no me oculto en las máscaras, ni temo a las sombras, llevo meses cara a cara con mi propia sombra, he danzado con ella, todavía lo hago.
En minúsculas, como los pasos a gatas que doy junto a mi hija, pasos de giganta en chiquitito, y lo escribo a mano tumbada en el suelo, mi habitad de mujer salvaje, mi territorio.
Mi trabajo es criar, vivir, amamantar, dar cobijo. He vuelto al cuerpo de donde nunca debí marcharme y el cuerpo ha vuelto a mí.
En minúsculas y sonrío, no necesito ni temo al público o al lector, una musa de catorce meses me espera en la cama, nunca tuvo el sueño tan poderoso abrazo, tanto amor, lo demás ya no importa.