Ella, a los cuarenta y pico, camina con paso firme. Decidida, hacia delante. Consciente de su pasado, pero sin mirar demasiado atrás. Es toda sabiduría y toda aprendizaje al mismo tiempo. Está en la plenitud de su vida, tal vez porque es su momento presente, y lo sabe.
Ella, a los cuarenta y pico, camina con paso firme. Lleva kohl en los ojos, rouge en los labios o la cara lavada. Da lo mismo. Ya no necesita andar dando explicaciones a diestro y siniestro. Ya creció, ya se aceptó. Su mirada es tan amplia.